Contradiciéndose

Hay ocasiones en que la gente tiene unas metidas de pata espantosas. Comparto con ustedes un par. Hace ocho días vino al IPPLIAP un sujetito sordo bastante llamativo. Nos llamó la atención, pero más que nada por su vozarrón. El buenito de José Manuel Luna, inge industrial del Tec de Monterrey Toluca y jugador de futbol americano, nos quiso impresionar a todos los sordos del IPP mostrándose como un inmejorable ejemplo de superación personal. Sordo oralizado y de buena voluntad (mal encaminada), que vino a hacer su nota altruista para algún boletin o similar de su escuela.

No tengo nada en contra de él, no me malinterpreten. Acá el detallito que me chocó es que no se informó antes de venir a dar su plática motivacional. Dijo que "todos los sordos debemos oralizarnos para que no nos crean tontos y seamos normales como los oyentes". Bueno, yo conozco oyentes que también son tontos... ¿No sería eso una contradición? Ya dejé clara mi posición ante esa mala costumbre de querer hacer de los sordos una mala copia de ademanes de oyentes. El quemón de nuestro protagonista fue decirle todo eso a niños usuarios de la LSM y que viven en la Cultura Sorda. Y claro, no nos pudimos contener y le sacamos de su error. Quedó rojo como jitomate el pobrecito...pero bueno, cumplió su cometido y se pudo tomar la foto del recuerdo para su tarea.

Y el otro gran error fue del patronato de mi chamba... o quizás fue mío por ingenua. Como ya se graduaron del Programa Fortalezas, hicieron una especie de conferencia. Y como necesitaban llenar el salón de la tele, pues casi casi nos impusieron a todos la asistencia. El terrible error fue que Pilar H. nos dijo que iban a dar comida para que nos quedáramos, o sea, nos tratan como gorrones... (nomás por eso le deseo que coma caca).

Antes, en una junta, nos pidieron la opinión sobre la visión, la misión y objetivos de aqui al 2012. Y claro, nos halagó muchísimo. Lástima que solo fué para demostrar que sí hacen su tarea y que era un trámite engorroso. Esto lo digo porque al final, terminaron poniendo al IPP como si fuera una empresa con las rimbombantes siglas s.a. de c.v. y nada de lo que aportamos fue mencionado... ¡Ah, si! Y a sabiendas que nos FASTIDIA el loguito de discapacidad auditiva con una diagonal, lo pusieron. Ya no vuelvo a participar en las juntas ésas ¿Para qué? Al final terminan poniendo lo que les da la gana... y reforzando la imagen que tengo de que todas las instituciones dizque de ayuda al prójimo sólo son un gran negocio para los miembros del patronato.Creo que me convence mucho la idea de hacer mi propia IAP.