No estaba muerto, estaba de pachanga...
Esa frase tan choteada me vino a la mente ahora que, sin querer, fui parte de un compló...
Pero bueno, les contaré desde el principio. De todo mundo es sabido que los Sordos son una comunidad con fuentes de información limitada (la tele tiene un Closed Caption bastante chafireto todavía, roguemos por que la Señora Carmelina pueda jalar algunos hilos por ahí... el radio y podcast, ni al caso; del teléfono les platico luego...), y que gran parte de la información más importante, interesante, práctica, útil, y por demás, emocionante, viene precisamente del sano Arte del Chisme.
Pues bien, su humilde narradora forma parte del Comité Organizador del Día del Sordo, y como ya estamos trabajando con ganas la programación, y queremos que todo salga PERFECTO, no hemos descuidado ningún detalle. Solo que necesitábamos una lista de los primeros exalumnos de la Escuela Nacional de Sordos, y alguien mencionó al señor Alejandro López, otra persona comentó que ya se había muerto... ¡Chinetas! Eso complicaba las cosas.
Así que decidí preguntar a dos amigos que mantienen contacto con la Crema y Nata de los Sordos: Memo y Ramón. Les mandé un mensajito: "Es verdad que fallecio Alejandro Lopez?". Así, tal cual, sin acentos ni nada, pero eso sí, con un signo de interrogación bastante visible. Pero quiso el destino que Ramón no entendiera mi mensaje como una pregunta, si no como una rotunda afirmación. El resto se lo pueden imaginar...
El jueves que nos reunimos para el café, me empezaron a preguntar. Hasta Memo, que siempre es el más sensato, mostraba un semblante preocupado. Aclaré que se trató de una pregunta, volví a contar con pelos y señales el episodio de duda durante la junta, y finalmente se aclaró el malentendido. Imaginense ayer que me platicó Raúl que fue a San Hipólito y vió a Alejandro vivito y coleando (o debiera decir saltando, por su bastón).
Me quedo tranquila, el chisme no avanzó mucho, y creo que tendré mi invitado asegurado para el Día del Sordo.
Este pequeño incidente dió pie a una plática bien divertida ¡ja,ja,ja,ja! Imagínense, la mitad de la barra partiéndose de risa, un breve silencio, más carcajadas y de nuevo el silencio seguido de un estallido de risas. Yo sé que para mis amigos Jefes de Piso y Señoritas Meseras del Vips, esto es de lo más normal, pero no asi para los demás clientes, quienes nos echan unas miradas de reojo (menos los de la mesa de los Guapos, esos incluso ya se sientan cerquita de nosotros).
Alfredo González platicó una historia verdadera, resulta que en León, hay un sordo que siempre lo hacían difunto. Cinco veces le levantaron falso, cinco veces lo hicieron muerto, cinco veces vino a desmentir el chisme. Lástima que cuando regresó a su casa, finalmente la Parca se lo llevó. También Mario Gómez puso su granito de arena. Estaban en una reunión de cuates (ya no se puede negar que el Sordo es un ente Social), y durante la pedamada, alguien interpretó mal el mensaje y ¡zaz! resultó que se les había muerto un amigo. Todos muy tristes, se cooperaron, compraron una enorme corona de flores para llevarla a su casa con los ojos anegados de lágrimas. Tocaron la puerta de la casa del "difunto", abrazaron a la "viuda", y en eso sale el "finado", quien al darse cuenta de la situación les rompió todo y los corrió de su casa.
Raúl tampoco se queda atrás, solo que él fue el protagonista. Después de una visita en Yucatán, y de haber llegado a Tamaulipas para otro trabajito, le mandaron un mensaje preguntándole cómo estaba, y él respondió que ya estaba descansando. Obviamente, interpretaron mal el mensaje, lo dieron por muerto, finalmente descansaba en paz ¡ja,ja,ja!
Y ahora, fui yo quien casi provoca un chisme similar ¡ja,ja,ja,ja! No hay duda, escribir en español sordo tiene su chiste, no es cualquier cosa. Lástima que la LSM sea una lengua agrafa y de lugar a estos malentendidos, pero de todas formas, le dan sabor a la vida.
¿y Tú, cuántos chismes has empezado?
martes, 12 de diciembre de 2006
lunes, 11 de diciembre de 2006
¿Porque Sordos y Oyentes bajo mi lupa?
Personalmente, no me gusta la palabra "Hipoacúsica", debido a la connotación negativa que presenta para algunos sordos. Y el término no deja de ser válido y aplicable para muchas personas, al menos desde el punto de vista médico, que es el más correcto.
Para los oyentes ajenos a la Cultura Sorda, somos "sordomudos" a secas (me saltaré la parte de los eufemismos ¿sale?). Les es difícil comunicarse con uno, se desesperan y presentan reacciones diversas. Es por eso que al toparse con una persona hipoacúsica se sienten aliviados, seguros de encontrar un puente, una vía de comunicación contra esos raros sujetitos que somos los sordos. ¿Ah, si? Pues no.
Yo vivo en dos culturas, la de los Sordos y los Oyentes, y sé que para muchos, culturalmente, una persona hipoacúsica es un sord@ que todavía no se acepta como es, que tiene actitudes chocantes, que es pagado de si mismo, generalmente están oralizados y pueden hablar bien, pueden escuchar por teléfono con facilidad y presentan cierta reticencia a usar la Lengua de Señas Mexicana (en adelante, LSM).
Si me tuviera que clasificar, seguro que "hipoacúsica" sería mi última opción. Prefiero la que da actualmente la Ley Federal para Personas con Discapacidad (en adelante, LFPD): Sorda Señante y Hablante. Puedo pasar por una persona hipoacúsica, pero la gran diferencia es que sin la LSM yo ya no puedo vivir. Mi familia de sangre está compuesta por oyentes, mi familia adoptiva es de Sordos. Dependiendo de las circunstancias puedo sentirme más unida a una que a la otra, e incluso querer renegar de alguna de ellas.
Pero no.
Ya son parte de mí, y en ambas he logrado trascender, enriquecerme, encontrarle un sentido a las cosas, crecer... vivir, asi de sencillo.
Aqui plasmo esas experiencias vividas con Sordos y Oyentes, bien revisaditas con mi lupa.
Para los oyentes ajenos a la Cultura Sorda, somos "sordomudos" a secas (me saltaré la parte de los eufemismos ¿sale?). Les es difícil comunicarse con uno, se desesperan y presentan reacciones diversas. Es por eso que al toparse con una persona hipoacúsica se sienten aliviados, seguros de encontrar un puente, una vía de comunicación contra esos raros sujetitos que somos los sordos. ¿Ah, si? Pues no.
Yo vivo en dos culturas, la de los Sordos y los Oyentes, y sé que para muchos, culturalmente, una persona hipoacúsica es un sord@ que todavía no se acepta como es, que tiene actitudes chocantes, que es pagado de si mismo, generalmente están oralizados y pueden hablar bien, pueden escuchar por teléfono con facilidad y presentan cierta reticencia a usar la Lengua de Señas Mexicana (en adelante, LSM).
Si me tuviera que clasificar, seguro que "hipoacúsica" sería mi última opción. Prefiero la que da actualmente la Ley Federal para Personas con Discapacidad (en adelante, LFPD): Sorda Señante y Hablante. Puedo pasar por una persona hipoacúsica, pero la gran diferencia es que sin la LSM yo ya no puedo vivir. Mi familia de sangre está compuesta por oyentes, mi familia adoptiva es de Sordos. Dependiendo de las circunstancias puedo sentirme más unida a una que a la otra, e incluso querer renegar de alguna de ellas.
Pero no.
Ya son parte de mí, y en ambas he logrado trascender, enriquecerme, encontrarle un sentido a las cosas, crecer... vivir, asi de sencillo.
Aqui plasmo esas experiencias vividas con Sordos y Oyentes, bien revisaditas con mi lupa.
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