lunes, 5 de marzo de 2007

Experiencias de mis Ex-Alumnos

No se imaginan con cuanto entusiasmo recibí la propuesta de mi jefa para cubrir la primera reunión de ex-alumnos del IPPLIAP. Y lo mejor fue que la mayoría estuvo presente.

Es interesante ver como las opciones para continuar nuestra educación son inmensas antes de concluir los cursos, y llevarse un chasco en cuanto sales... porque nada es lo que esperabas. Me han contado que hay de todo:

  • Maestros oyentes que no conocen la LSM
  • Intérpretes que a veces van o no van, y si se perdió la clase, ya ni modo.
  • Maestros oyentes que no toleran a un alumno sordo que les hace una corrección en sus señas o que protesta por que inventa una seña para otra ya existente.
  • Discriminación entre los mismos sordos por discrepancias en la LSM o por estar oralizados .
  • Deserción de alumnos (por la presión familiar de una nueva fuente de ingresos, embarazos no deseados o adicciones)

Creo que solo he ennumerado unas cuantas. No todos somos moneditas de oro para caerle bien a todo el mundo, y quizás también de nuestro carácter se de lugar a conflictos. Pero si reconozco la sensación de impotencia de mis alumnos al empezar a estudiar en ambientes óptimos de aprendizaje, que se ven reducidos al continuar por nuevos caminos.

Y yo como maestra me siento mal. A veces quisiera ser sobrina de Carlos Slim y poner una escuela como antaño, la Escuela Nacional de Sordomudos. Con sus dormitorios, canchas, salones, bibliotecas, etc. Pero no, mi realidad es diferente. Lo que me queda es trabajar con los niños y muchachos, mostrarles diferentes maneras de aprender (que bueno que contamos con internet), exigirles mas esfuerzo para que estudien español y siempre conservar mi buena relación con ellos.